Hipódromo Político: Por Carlos Cortes
En una larga serie de entrevistas que ofreció el presidente Enrique Peña Nieto a infinidad de medios nacionales, nos quedó claro a los mexicanos que este gobierno federal tuvo dos crasos errores: primero, una intensa soberbia, excesiva e innecesaria, y segundo, un sistema de comunicación terrible. Y ello llevó a Peña Nieto a la derrota del pasado primero de julio, porque si hay que ser sinceros, la derrota mayor, la más escandalosa, fue para Enrique Peña Nieto, aunque José Antonio Meade tuvo también su dosis de responsabilidad.
La Casa Blanca, Ayotzinapa, los gasolinazos, la subida del IVA al 16 por ciento en la frontera, y la pésima estrategia contra la inseguridad, dejó un saldo negativo para el gobierno peñista, pero la tragedia más cruenta ha sido sin duda para los mexicanos de todas las latitudes del país.
Y a partir de ahí, de esos tristes hechos que se viven de frontera a frontera, la falta de capacidad para comunicar acabó de dar en la torre al proyecto peñista. Fue, digamos, la cereza del pastel. Y por ello, tendrá que entregar la administración del país a Andrés Manuel López Obrador el próximo primero de diciembre, de dicho, porque en los hechos ya el tabasqueño está gobernando, porque el bono democrático del candidato del Movimiento de Regeneración Nacional más la mayoría parlamentaria le permiten de ya estar fijando la agenda política nacional.
El entono del mandatario saliente diseñó políticas de comunicación anticuadas y la mentalidad que prevaleció es la de aquella veja cultura política en la cuna del PRI, que gobernó México 71 años, y hasta el año 2000 en que el PAN le arrebató el Gobierno y regresó con Peña Nieto en 2012. «Es una estrategia de proteger, de manera absurda, al presidente, como a un personaje intocable, añorando el mito de la investidura presidencial del siglo XX», dice Rubén Aguilar, el intelectual independiente de centroizquierda, que fue portavoz del gobierno de la primera alternancia política de Vicente Fox (2000-2006).
La presentación de un informe de Gobierno ante jóvenes, con preguntas muy controladas en un set de televisión en el Palacio Nacional, y no ante los diputados y senadores del Congreso es un desastre porque nadie cree en un montaje donde el presidente es aplaudido sin debate. Y la respuesta social a través de las redes no se hizo esperar.
O que tal el manejo de esa reunión en donde el candidato republicano explotó a favor de su campaña y el nuevo formato de «talk show» con público cautivo fue una idea mal realizada.
Las calificaciones de 23 a 27% de aceptación de Peña implican que, entre 70 y 80% de los ciudadanos, rechaza al presidente, lo que permite inferir que al jefe del Ejecutivo Federal sólo lo acepta el voto duro del PRI, y con ello Peña Nieto perdió la posibilidad de relación con el resto de los ciudadanos y, por lo tanto, del electorado, lo que permite entender porque la derrota del primero de julio
Y como muestra un botón: Cuando al presidente Peña Nieto se le interrogó sobre el tema de su impopularidad, su respuesta fue que al presidente no le interesa su imagen, sino aplicar las políticas que considera necesarias.
Y si al presidente no le interesa su imagen, eso cierra toda posibilidad de replantear la estrategia de comunicación con la sociedad, que muestra de manera permanente su hartazgo y desconfianza, no solo en los sondeos sino en la vida cotidiana, lo que resulta grave, muy grave.
Y si al presidente no le interesa su imagen, ¿entonces por qué gastó tanto dinero en ella? En sus primeros cuatro años, de 2013 a 2016, la administración de Enrique Peña Nieto gastó 36 mil 261 millones de pesos en publicidad oficial, un 71% más de lo que le aprobó el Congreso, de acuerdo con un estudio de Fundar, cifra que representa un gasto de 24.8 millones de pesos por día, o un millón de pesos por hora, para difusión en medios.
En el periodo señalado, la Cámara de Diputados aprobó un presupuesto de 21 mil 99 millones de pesos para publicidad oficial, pero el gobierno de Peña Nieto rebasó esa cifra por un monto de 15 mil 161 millones de pesos y ese rebase en el gasto no se sanciona, porque el tema no está bien regulado.
La administración de Peña gastó miles de millones de pesos en una “estrategia de comunicación” que no cumplió en lo más mínimo las metas y no logró los objetivos: la comunicación del presidente fue un fracaso. Y de aquí para adelante ya no hay marcha atrás. El hombre que en algún momento fue el más poderoso de México hoy es el más sólo. Enrique Peña Nieto, ante lo nebuloso del futuro, busca salvar su pellejo porque el de sus acompañantes de viaje tendrá que ser salvado por ellos mismos.
1. En los próximos días, uno de los cambios que habrá en el gabinete del Gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, tiene que ver con el Desarrollo Económico. Así es, a la oficina principal de la Secretaría de Desarrollo Económico de Tamaulipas llegará el próximo 3 de septiembre, el ex líder del Congreso del Estado, el matamorense Carlos García González y Jesús Villarreal actual encargado del despacho, se reintegrará a su posición como subsecretario para la pequeña y mediana empresa.
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