Por:José Ángel Solorio Martínez.-/Ciudad Victoria, Tamaulipas, por diversas razones ha sido abandonada a su suerte por sus alcaldes y varios de sus gobernadores. Ni siquiera dos gobernadores que tuvieron en sus manos el destino de la ciudad -Eugenio Hernández Flores y Egidio Torre Cantú, oriundos de esta ciudad capital-, tuvieron la lealtad y el sentido de pertenencia para convertirla en un luminoso y envidiable espacio para vivir.
Pasaron por el Ayuntamiento varios jefes absolutos. Alcaldes como Arturo Diez Gutiérrez -que ahora, con desfachatez suprema- anda que quiere ser gobernador por Movimiento Ciudadano-, Oscar Almaraz Smer -que robó lo que quiso, y coronó su rapiña con la construcción de una inservible ciclovía, con uno costo de casi 30 millones de pesos-, o el campeón de campeones en actos de latrocinio, Xico González, o la depredadora reina de presupuestos públicos, Pilar Gómez, le dieron a la antigua ciudad limpia ciudad amable, el lamentable sitio de ser la peor capital del país.
Patético.
Con una infraestructura deteriorada al máximo; con servicio públicos medianamente -es muy exagerado ese calificativo- atendidos -limpieza y alumbrado públicos; agua y drenaje en ruinas y seguridad pública en circunstancias desastrosas- y con deuda pública que cada día se expande más con el deplorable hecho que cada día se ensancha más, Victoria está a punto del colapso total y definitivo.
Nunca nadie, pensó en trabajar desde los gobiernos, a favor de los victorenses y su espacio vital.
Todos se fueron con los bolsillos repletos de billetes del erario.
Más, mucho más, los tres últimos alcaldes.
Hoy mismo, el centro de la capital, es un lugar de lamentos: lleno de baches, pletórico de basura y una cuadrícula de callejones sombríos y deprimentes.
La autoridad municipal, -ataviada ahora de guinda- esta haciendo un grande esfuerzo por obtener los beneficios del Fondo de Capitalidad que en el pasado llegaron a Ayuntamientos que son capitales de los estados.
Por las mas complejas circunstancias, esos fondos de auxilio fueron cancelados.
En las condiciones tan adversas que enfrenta la capital, bueno sería que los legisladores locales exploraran la forma de retribuir con esos soportes a Ciudad Victoria.
Los que gobernaron la capital los recientes 10 años, se excedieron con los victorenses: dejaron endeudada la COMAPA, con mas de 600 millones de pesos; entregaron contratos de obra pública, a empresarios que construyeron calles de pésima calidad y pidieron créditos que son impagables en el corto plazo.
Apremia el Fondo de Capitalidad.
Sería oxígeno puro, para los victorenses y para sus autoridades.