Hipódromo Político: Por Carlos Cortes

Cómo nunca, a esta administración federal se le fue el control del país de las manos. La inseguridad se ha tornado en un flagelo que ya incide de manera directa en argumentos económicos, políticos y sociales. Y se ve lejos la solución a este grave problema que hoy nos afecta a los mexicanos.

Y no me voy a referir en esta colaboración a Tamaulipas. Y no lo voy a hacer, porque de acuerdo a la información del Secretariado Nacional de Seguridad Pública, el mayor problema de inseguridad se localiza en los tres primeros lugares en Guanajuato, en el Estado de México y en Guerrero.

Y ello significa que la delincuencia organizada opera donde antes operaban otras circunstancias. Guanajuato, en donde hasta ayer se presumían los lugares turísticos y emblemáticos de nuestro país, hoy se ha transformado en una zona de guerra.

Hace tiempo especialistas y organizaciones, como el Observatorio Nacional Ciudadano, advertían sobre la forma en que en Guanajuato venía incrementándose la violencia y la inseguridad.

El año pasado, la entidad fue primer lugar nacional en homicidio culposo con 2 mil 204 carpetas de investigación (CI) abiertas, mientras que fue quinto en robo con violencia y robo a negocio con 9 mil 997 y 5 mil 610 CI, respectivamente.

En el delito de violación, el estado gobernado por el panista Miguel Márquez Márquez, ocupó el octavo lugar nacional con 341 carpetas y noveno en homicidio doloso y en robo a casa con mil 085 y 3 mil 357 CI, respectivamente.

Y estos datos, sin hablar de los homicidios políticos que en la reciente campaña electoral, sumaron varios.

En Guanajuato la tasa de asesinatos por cada 100 mil habitantes fue en promedio de 2.02 en el 2017 y para enero de este 2018 subió a 4.02 con lo que duplica también la media nacional que es de 2.09.

Y hablar de la violencia es hablar de uno de los muchos temas que se le han ido de las manos al gobierno federal y/o al presidente Enrique Peña Nieto, a quien las duras críticas no se han hecho esperar.

“Un presidente que viaja, viaja y viaja. Un presidente que prefiere estar en el extranjero que en su país. Un presidente que dijo querer ser como López Mateos, y lo está cumpliendo: más en el avión que con los pies en la tierra. Un presidente que visita países lejanos para asistir a funerales, pero que no ha estado en Ayotzinapa. Un presidente que se fuga de la realidad mexicana para echarse en brazos de la frivolidad diplomática. Un presidente ido. Un presidente ausente.”

Y por si algo faltaba, ayer le pusieron la cereza al pastel de la administración peñanietista: el símbolo del gobierno de Enrique Peña Nieto contra la “lucha contra la corrupción”, dejó de serlo la noche de ayer: la exdirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Elba Esther Gordillo Morales, fue absuelta anoche de los delitos de lavado de dinero y delincuencia organizada, por lo que ya se encuentra en libertad.

Su abogado, Marco Antonio del Toro, leyó la noche de este lunes un comunicado desde las escalinatas de la casa de la lideresa ubicada en Polanco, en la Ciudad de México, donde Gordillo era mantenida en prisión domiciliaria, y ahí informó que el Primer Tribunal Unitario emitió anoche la resolución que le concede completa libertad a la maestra Gordillo.

Y un dato más. Se dice que en política el espacio que se deja libre alguien lo ocupa. ¿Esto estará pensando Peña Nieto, quién ya permitió que Andrés Manuel López Obrador esté tomando el control del país, aún y cuando apenas este miércoles será declarado presidente electo y asumirá constitucionalmente el poder el próximo primero de diciembre?

Ni locos Carlos Salinas de Gortari, Vicente Fox o Felipe Calderón, quienes gobernaron hasta el último día de su mandato, lo hubieran permitido.

  1. 1. Por cierto y hablando de Peña Nieto, se supo que el pasado fin de semana, en un barrio muy cercano a los Campos Elíseos de París, en Francia, el periodista de Univisión Noticias Paco Cobos grabó a la primera dama de México, Angélica Rivera, desayunando con sus hijas en un restaurante muy exclusivo.

Cuando el colega intentó acercarse a Rivera y sus hijas para tomarles fotos y video, dos guaruras de la todavía “primera dama” con lujo de violencia se llevaron del lugar al comunicador y lo obligaron a borrar el material del teléfono celular. ¿No se le hace a Usted querido lector un excelso de fuerza y de violencia? Y luego nos preguntamos porque estamos como estamos.

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