Hipódromo Político: Por Carlos Cortes

Han sido muy tristes los últimos días de gobierno-campaña-gobierno de Magdalena Peraza Guerra para Tampico. Y serán aún más los próximos ochenta días que faltan para que la todavía alcaldesa abandone la oficina principal de la alcaldía del Puerto. Magda anda llora que llora por los rincones preguntándose que fue lo que le pasó. Y aún hoy, la Peraza no ha asimilado que le pasó, que hizo mal y que le depara el futuro como ex alcaldesa de Tampico. Vamos, aún anda investigando quien anotó las placas del tráiler que la arrolló.

¿Qué le pasó? Fácil. Magdalena Peraza se sintió de verdad, se le pasó la mano y nunca entendió que la silla y la responsabilidad es prestada y es para hacer amigos. Y ella se dedicó a lo contrario. Se peleó con todos los que pudo, difamó a quien se dejó, se portó indiferente y majadera con quien se lo permitió y nunca vio el tsunami llamado Jesús Nader Nasrallah.

Ahí, destacaron los pleitos con sus propios colaboradores, de quienes abusó una y otra vez, a quienes ofendió, a quienes lastimó, sólo porque laboralmente dependían de ella. Magda, por cierto, no les pagaba. Los colaboradores de la mentora cobraban de los impuestos que los porteños, los tampiqueños, pagan de impuestos.

Después, Magda se peleó con la sociedad civil, exigiendo que la gente la reconociera y “honrara” como su Presidenta Municipal, queriéndolos obligar a que la recibieran a donde la señora le diera la gana, tan sólo por el cargo que ostentaba. La gente se enojó con ella, la sociedad rechazó estas actitudes y evidentemente, los tampiqueños votaron en contra de Magdalena Peraza y sus ideas.

Finalmente, no entendió que este ya no era su tiempo. Magdalena Peraza Guerra estaría cumpliendo 73 años lo que le restaría juventud, ánimo y fortaleza para liderar el proyecto llamado Tampico. Y en los dos últimos años no hizo nada. Lo que se llama nada. Sólo sobrellevar la administración y pelearse con todos, sin entender que había proyectos por terminar en la ciudad.

Además, Magda para llegar a la Presidencia Municipal de Tampico, no hizo nada más que traicionar: primero al PRI, el partido que le dio prácticamente todo en los últimos cincuenta años. Se dejó querer por el PAN y llegando por vez primera a la alcaldía traicionó a quienes se la jugaron con ella. Después, llegó al término de esa gestión de tres años y para llegar, nuevamente, traicionó a los priístas, y entonces, llegó al Ayuntamiento de Tampico por las siglas del Partido Verde y gobernó con los peracistas puros. A los del PRI y los del PAN los sacó a patadas de su administración.

Cuando se dio el tiempo de decidir, se la pasó jugándoles el dedo a todos en la boca para finalmente, el último día, tomar la decisión y jugarla, siempre si, por el PRI.

Lo que la Peraza nunca tomó en cuenta es que la gente no es tonta, le gusta participar en política, pero, sobre todo, le gusta aportar. Y Magda trató a los tampiqueños como párvulos, como menores de edad y ella puso las reglas y los momentos. Y el juego fue manipulado por ella.

Y mientras eso sucedía con la Peraza, Chucho Nader Nasrallah se tomó el compromiso enserio, empezó a formar el sólido grupo que lo acompañó a lo largo de los 45 días de campaña, y empezó a diseñar el Tampico que los ciudadanos estaban esperando. Sin duda, Nader tenía muy claro lo que había que hacer durante la campaña y durante el gobierno, y con esa visión es como Chucho avanzó a lo largo de los días: estableció alianzas, estrechó manos, escucho problemas, compartió planteamientos y sumó voluntades.

Chucho Nader fue un candidato que tiene experiencia y que respiró política en los 45 días de campaña, mientras que la Peraza respiró corajes, enojos y frustraciones. Mientras uno escuchaba la otra hablaba y exigía que la escucharan. Mientras el candidato de la Coalición por Tamaulipas al Frente planteaba un Tampico moderno, eficiente y de calidad, Magdalena escupía sus frustraciones, su resentimiento y su odio hacia la sociedad porteña. Lo peor que les pudo pasar en Tampico, es que Magda haya sido alcaldesa en dos ocasiones. Tiempo perdido.

Lo bueno de esta historia, es que faltan escasamente ochenta días para que se de el cambio de poderes, para que la Peraza se despida del Ayuntamiento, para que el nuevo gobierno que encabezará Chucho Nader Nasrallah asuma su responsabilidad constitucional. Dicen que no hay mal que dure cien años ni pueblo que lo soporte.

Después que termine el gobierno de Magda, vendrán inexorablemente las auditorias, las revisiones, las explicaciones. Y Magda tendrá que responder, que atender las observaciones de la Auditoria Superior del Estado y dar santo y seña de lo que hizo y de lo que no hizo al frente del Ayuntamiento de Tampico.

Así pues, Tampico está de fiesta. Magdalena Peraza ya se va.

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